Por Michelle Vargas 

Unos la amarán u otros la odiarán, pero la franquicia de Rápidos y Furiosos ha sabido mantenerse a lo largo de 16 años en el gusto del público, incluso logrando incrementar su número de fans conforme pasan las películas. Y no sólo eso, Universal Pictures ha sabido combinar a la perfección, presupuestos exorbitantes con estrellas de la talla de Vin Diesel y Dwayne Johnson, incluso supo lidiar con tacto la muerte de su protagonista, Paul Walker.

Ahora que Dom y Letty están de luna de miel, Brian y Mia se han retirado por completo del equipo, el resto ya no tienen que seguir huyendo de la justicia y por fin la familia puede dejar las misiones y los enemigos para disfrutar de una vida normal. Una misteriosa mujer conocida como Cipher seduce a Dom para que regrese al mundo del crimes del que parece que simplemente no podrá escapar, este debe traicionar a su familia y afrontar los nuevos desafíos hasta los limites desconocidos. La química entre los protagonistas es parte de lo que ha convertido a Rápidos y Furiosos en una franquicia más envidiada por todos los estudios de la competencia, y es que sencillamente se disfruta de las bromas entre Tej (Ludacris) y Roman (Tyrese Gibson), a la par de un nuevo bromance de amor-odio entre Dwayne Johnson y Jason Statham. Hace ya diez años tuvimos una de las mejores secuencias de persecución en autos que haya vivido la ciudad de Nueva York en la película Bourne: El Ultimátum, y como Manhattan es una de las ciudades más aglomeradas del mundo, el ver en pantalla lo que logró la producción de Rápidos y Furiosos 8 es sencillamente espectacular.

Rápidos y Furiosos 8 se logra mantenerse a pesar de la pérdida de Paul Walker y aunque quizá la producción trató de compensar el personaje de “chico blanco” con Scott Eastwood, la verdad es que el hijo del director hace lo mejor que puede con un papel bastante “olvidable”. Charlize Theron logra una villana sólida que esperemos ver en futuras entregas aunque, irónicamente, vemos muy poco a “Furiosa” en el auto. Y para sorpresa de muchos, Jason Statham se roba la película con una escena que es increíblemente divertida y bad-ass. Si se preguntaban ¿No se han cansado de las películas de Rápidos y Furiosos? La respuesta es: No. Si esta fuera la última película de Rápidos y furiosos quedaría satisfecho con una historia que se cierra y que no deja cabos sueltos. Sin embargo, sabemos que no será así pues pretextos para subirse al Dodge Charger y apretar el acelerador, siempre habrá. Además que ya se confirmaron otras 2 entregas más. Hasta la próxima reseña.

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