Una película capaz de sacudir la sensibilidad de cualquiera que se atreva a verla, gracias a sus escenas provocadoras, llega una cinta que ha causado desmayos, todo esto provocado por las imágenes gore, la brutalidad y la violencia que alberga. Pero detrás de todo esto hay una intención, la película explora la feminidad, así como una de las etapas más sensibles, difíciles y crudas del ser humano: la adolescencia.

Cuando una familia vegetariana, cela de palmo a palmo esta condición, conocemos a Justine, una joven a punto de entrar a la universidad para estudiar veterinaria, en lo que parece ser una carrera bastante prometedora. La protagonista no estará sola en su travesía, puesto que su hermana la acompañará a encontrarse con su destino. Con la finalidad de encajar, la joven come carne cruda por primera vez, este hecho despierta en ella algo que no conocía, develando así su verdadera naturaleza.

Aquí nos alejamos de lo convencional y popular del cine comercial, la película es capaz de inyectar horror en su apuesta visual, hubo quien tuvo que acudir al doctor después de verla; pero también es inteligente en su apuesta, se aborda el viaje interior de cada persona para su autodescubrimiento, de igual modo es capaz de mostrar que las mujeres enojadas son capaces de canibalizarse entre ellas, no importan los parentescos, pueden ser algunas de las lecturas.

Una ópera prima hecha con víscera y con jugo es la proteína otorgada por la cineasta francesa, va más allá de ser un simple coctel de vísceras, sangre y tensión, se perfila para ser un referente del género, tal y como lo han hecho trabajos de Peter Jackson (Picadillo), o Dario Argento (Alarido).

Voraz no es una experiencia grotesca y desagradable carente de sustancia, sino más bien es un relato sobre la búsqueda de la identidad, la exploración de la feminidad y la inspección minuciosa de los límites del placer a través de una propuesta visceral que cuestiona los apetitos y los deseos. Es una mirada severa, descarnada y compleja; es un horror decidido a abandonar las viejas historias de feria para infiltrarse en la realidad, en la misma esencia del drama y en los rostros de personajes cotidianos.

La cena está servida y Voraz es una deliciosa experiencia cinematográfica solo para estómagos fuertes.

Hasta la próxima reseña

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