Me llamo Valeria Coro y el 27 de Enero llegué a la ciudad de Pontevedra en España con la intención de cursar en la Universidad de Vigo el último semestre de mi carrera, para ese momento “coronavirus” era una palabra que ni me alarmaba en los más mínimo pues solo estaba en Asia y nos llegaban muy pocas actualizaciones sobre el caso, pasaron semanas y conocí a chicos de todas partes del mundo, hicimos una vida normal como cualquier “Erasmus” (así se le dice a los estudiantes de intercambio en Europa) con el pasar del tiempo comenzábamos a ver como el virus llegaba a Italia y algunos casos comenzaban a aparecer en Madrid, nadie imagino que esto pasaría.
La vida en Galicia seguía de lo más normal, íbamos a clases, las tiendas abiertas, los bares y cafeterías siempre llenos y Pontevedra que es una ciudad en su mayoría peatonal estaba de lo más viva, incluso en el Carnaval se hacían bromas sobre el coronavirus. Hasta que el 12 de marzo fue el día que todo cambió.
Terminé mis clases a las 14:00 hrs como todos los días de lunes a jueves y mi profesor nos había comentado “es posible que paremos clases, pero aún no nos dan el comunicado oficial” llegué a mi piso y comenté con mis compañeras lo que estaba pasando y seguimos normal, incluso a la noche salimos a tomar una copa para celebrar el cumpleaños de un amigo. Al siguiente día las clases habían sido canceladas.
Al inicio pensábamos que era por precaución y que para el 29 de marzo todos estaremos haciendo nuestra vida normal pero cada que nos acercábamos a la fecha las autoridades extendían una semana más, pues en Madrid los contagios y las muertes aumentan cada día, ayer nos llegó el comunicado “Ya no más clases presenciales para este curso”.
Estos días han sido una montaña rusa de emociones para todos, por más que intentemos ser positivos el encierro nos afecta y hay veces en que pasa de nosotros, he tenido que adaptarme a un nuevo sistema de clases y de evaluación, he tenido que despedirme de amigos a los cuales no estaba lista para hacerlo tan pronto y claro, he pensado muchas veces en regresar a mi país.
Creo que todos esperamos que esto termine para poder tener una vida normal, pero en el fondo todos igual sabemos que “normal” no va a volver a ser lo mismo. Esta no es una situación que me hubiera gustado vivir, pero de igual manera me ha servido para darme cuenta de que lo que más aprecio y extraño de la vida es poder despertar temprano para caminar al campus con un café para después de clases encontrarme con mis amigos en la playa y después disfrutar la noche riendo y abrazándonos. Espero que en el futuro todos podamos lograr apreciar esas pequeñas cosas que antes dábamos por desapercibidas.
Desde Galicia envío mucho ánimo a México.
* Valeria Coro es originaria de Acapulco, desde enero 2020, por intercambio de su universidad UNINTER, Cuernavaca, se encuentra en Pontevedra, España estudiando Publicidad, Comunicación y Relaciones Publicas en la Universidad de Vigo.