Por Rafael Alvarez
Imagina que despiertas un día normal, pensando en qué te ocuparás de tus deberes, pero sobre todo de tu escuela, al final de ese día lees en las noticias que un nuevo virus apareció a nivel mundial y de repente mientras te ocupabas de los últimos asuntos para ya graduarte, ese virus llegó a México y de inmediato las instrucciones sanitarias emitidas en los medios de comunicación, indican que te quedes en casa, de pronto las cosas cambiaron de una manera repentina.
Al principio pensaba que sería fácil, que solo me quedaría en casa mientras trabajaba de una forma más “relajada” pero es todo lo contrario, cuando parece que todo se puso en tu contra, de pronto dejas de ir a clases y las tomas desde casa, confinado lleno de incertidumbre porque tu vida real estaba allá afuera conviviendo con la familia, con mi novia y con los amigos, con actividades físicas que hacías pero no las considerabas como tal, caminar, correr, respirar aire fresco y sentir el calor de Acapulco. Pero en eso, los cines cerraron, prohibieron el acceso en las playas, te exigen usar cubre bocas en las tiendas y mantener distancia entre las personas.
Hace un par de años atrás me decía a mí mismo, que traje, que corbata usaré. Saludaré a mis queridos maestros y directivos que siempre me apoyaron y me tomaría muchas fotos con mi novia, con mi familia, y con mis profesores, incluso llegué a planear donde iría a comer con mis padres, pero ahora la mayoría de esas cosas ya nunca se podrán hacer. Es desilusionante, pero ahora lo único que realmente importa, es que me cuide el doble o hasta el triple de lo que lo hacía antes y procurar a mis seres queridos. Ahora solo me preocupa que me den mi título universitario para poder decir que lo logré a pesar de todo lo que ha ocurrido en México, y quien sabe, quizá las cosas mejoren, pero es seguro que nada será lo mismo a partir de hoy, tanto para mí, como para mi familia, mis amigos y para el resto del mundo.
Mis padres alguna vez me contaron cómo eran sus vidas en la escuela y se oía bien. Ya sé como contarles a mis hijos, la manera en que transcurrió mi vida escolar antes y después de todo esto.
Mando un saludo especial a todos aquellos alumnos que pasan por esta difícil situación, cuídense mucho, que todo les salga bastante bien.