Por Ely Ramírez
La danza es una de las expresiones artísticas más importantes del mundo, porque representa sin necesidad de palabras la fortaleza y la divinidad que nosotros tenemos desde nuestra alma hacía el exterior. Por ello no es de extrañar que exista un día que conmemore tal hazaña en nuestro mundo.
El día 29 de abril es momento en que México ha decido celebrar tal expresión y como era de esperar en diversas partes de la republica se ha festejado.
En Acapulco el Grupo de Danza Contemporánea, liderado por Serafín Aponte se presentó en la Casa de la Cultura, con siete jóvenes danzarines que representaron individualmente una coreografía que denotaba la fuerza del hombre y la mujer en distintas partes de la vida.
Abarcó, desde mi percepción diferentes momentos de debilidad, donde uno mismo o la sociedad los atacaba. Cada danzarín impactó al público con sus movimientos plasmados de sentimientos, demostrándonos que no debemos quedarnos estancados en un mismo punto.
Que el humano es capaz de denotar un gran poder si uno mismo decide dar un paso para cambiar su situación, que no es necesario estar esperando un milagro cuando la verdadera cura está en el interior de uno.
Fuerza, poder, valentía, sensualidad, era lo que cada uno transmitía a aquel público, y no miento cuando digo que vi en las miradas el deseo de que nunca acaba la presentación, que llenó los corazones de cada uno al identificarse con cada nueva coreografía que el teatro tuvo la bendición de sentir.