Hay una serie de datos crudos en los que los jóvenes se ven involucrados y que están muy relacionados con el desarrollo de la pandemia del Covid19 en el país y el mundo.
Los datos tristes: Se ha incrementado el número de suicidios juveniles en el mundo, así como de deserción escolar.
Los datos de salud: Los jóvenes se mueven entre el hastío y la molestia de que su época de mayor convivencia social se ha interrumpido de manera abrupta, sin que haya una fecha para recuperar parte del tiempo perdido. Han dejado de lado las reuniones sociales, las actividades escolares, deportivas, culturales. Se sienten aislados e incomprendidos, lo que provoca depresión.
Aunado a ello, se les ha considerado como el segmento poblacional más peligroso en la expansión del virus, dado que un gran porcentaje de jóvenes son asintomáticos cuando se contagian, lo cual repercute en la salud de quienes los rodean.
Los datos económicos: Se han perdido empleos juveniles, así como se incrementó el cierre de negocios de emprendedores que recién habían iniciado su aventura en los negocios.
Los datos de hastío: Una parte de ellos, que están en franca rebeldía, se siguen reuniendo, lo hacen sin protección al no usar cubrebocas, ni mantener la sana distancia. Abarrotan los bares, antros y centros de reunión donde se les permita convivir… sin miedo al contagio.
Ya es hora de que las autoridades volteen a ver a este sector poblacional que contra su naturaleza se encuentra encerrado, aislado y con sobrecarga académica (para quienes tienen la posibilidad de continuar con sus estudios a distancia).
Es una olla exprés lo que están viviendo los jóvenes, esperemos entiendan los tres niveles de gobierno que deben ser atendidos, y no sólo llenarles sus horarios diarios con clases en línea o televisión.
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#SiPuedesQuédate en Casa #ParaVernosPronto